
Convivir con la actividad de un club al que asisten socios y visitantes fanáticos del rugby, es muy complicado. Sobre todo, si trasladan su euforia a la calle y a las veredas de los vecinos.
El predio del Olivos Rugby Club cuenta con cuatro espaciosas manzanas como para dar rienda suelta a la euforia. Y a la mala educación, y a la bravuconada, y a los desbordes verbales durante toda la jornada y TODA LA NOCHE. Si se juega rugby en el club, TODO EL BARRIO JUEGA, porque según palabras de un fanático cuando nos quejamos de los gritos y bocinazos, "HAY QUE APOYAR AL CLUB"...
El año fue muy matizado con estos hechos. Fueron muchas las oportunidades en que hubo que salir a la calle, estando tranquilos en casa, por los gritos, los festejos y las agresiones. Un ejemplo de agresión: orinar contra las paredes de las casas vecinas, enfrente del club. Nos preguntamos si no pudieron orinar en el baño del club...
En octubre de 2007, cansada de este tema, decidí escribirle a un periodista del diario CLARÍN:
"Sr. Marcelo A. Moreno:
Leí con gran interés su nota de la página 50 del Clarín del domingo 14 de octubre pasado. Coincido con la totalidad de sus opiniones, como vecina que vive frente al Olivos Rugby Club, ya que con mi familia, padecemos las matoneadas y bravuconadas de los jugadores de rugby y sus familiares, especialmente durante los partidos en los que jugaron Los Pumas. Hacen extensivo su furor, ya sea porque ganaron o porque perdieron, fuera del club, convirtiendo las veredas de las casas que están ENFRENTE DEL CLUB, en blanco de sus actitudes de potrero.
Tienen las amplias instalaciones del club para explayarse y festejar y/o discutir el resultado de un partido, pero acostumbran a dar rienda suelta a sus instintos, puertas afuera.
Claro, las autoridades de la institución no se lo debe permitir... Por si pisotean los jardines de la misma. Para eso están las veredas de enfrente...
También, acostumbran a festejar con bombas de estruendo. Como anécdota le cuento que en mi misma cuadra y frente al mismo ruidoso club, hay una guardería y escuela para perros. Se imaginará usted las consecuencias de los cohetes que tiran.
Por último, le transcribo el "reglamento" del citado club, que nos causa mucha gracia, porque en la práctica, es TODO LO CONTRARIO:
"CODIGO DE ETICA Y DISCIPLINA
El predio del Olivos Rugby Club cuenta con cuatro espaciosas manzanas como para dar rienda suelta a la euforia. Y a la mala educación, y a la bravuconada, y a los desbordes verbales durante toda la jornada y TODA LA NOCHE. Si se juega rugby en el club, TODO EL BARRIO JUEGA, porque según palabras de un fanático cuando nos quejamos de los gritos y bocinazos, "HAY QUE APOYAR AL CLUB"...
El año fue muy matizado con estos hechos. Fueron muchas las oportunidades en que hubo que salir a la calle, estando tranquilos en casa, por los gritos, los festejos y las agresiones. Un ejemplo de agresión: orinar contra las paredes de las casas vecinas, enfrente del club. Nos preguntamos si no pudieron orinar en el baño del club...
En octubre de 2007, cansada de este tema, decidí escribirle a un periodista del diario CLARÍN:
"Sr. Marcelo A. Moreno:
Leí con gran interés su nota de la página 50 del Clarín del domingo 14 de octubre pasado. Coincido con la totalidad de sus opiniones, como vecina que vive frente al Olivos Rugby Club, ya que con mi familia, padecemos las matoneadas y bravuconadas de los jugadores de rugby y sus familiares, especialmente durante los partidos en los que jugaron Los Pumas. Hacen extensivo su furor, ya sea porque ganaron o porque perdieron, fuera del club, convirtiendo las veredas de las casas que están ENFRENTE DEL CLUB, en blanco de sus actitudes de potrero.
Tienen las amplias instalaciones del club para explayarse y festejar y/o discutir el resultado de un partido, pero acostumbran a dar rienda suelta a sus instintos, puertas afuera.
Claro, las autoridades de la institución no se lo debe permitir... Por si pisotean los jardines de la misma. Para eso están las veredas de enfrente...
También, acostumbran a festejar con bombas de estruendo. Como anécdota le cuento que en mi misma cuadra y frente al mismo ruidoso club, hay una guardería y escuela para perros. Se imaginará usted las consecuencias de los cohetes que tiran.
Por último, le transcribo el "reglamento" del citado club, que nos causa mucha gracia, porque en la práctica, es TODO LO CONTRARIO:
"CODIGO DE ETICA Y DISCIPLINA
Decálogo:
-Las normas de ética y disciplina del ORC se ajustan a lo estrictamente establecido por la UAR y la URBA.
-El referee siempre tiene razón. Siempre.
-La inconducta desde afuera de la cancha durante los partidos está en contra de los intereses del Club en general y del rugby en particular.
-Firmeza y dignidad dentro de la cancha y cortesía fuera de ella son conceptos fundamentales a ser tenidos en cuenta por los jugadores del Club.
-Las victorias se festejan con grandeza, las derrotas se asumen con corrección y sin imputaciones
-El deportista que viste la camiseta del Club deja de ser un sujeto individual y pasa a formar parte de un grupo de interés compartido.
-Ganar es lo mejor, perder enseña, empatar estimula a superarse.
-Ser duro no es ser violento, lo cortés no quita lo valiente.
-Respetar las normas no es doblegarse, es respetar al otro.
-El mejor jugador pasa, los mejores clubes quedan".
Más de una vez hemos salido a pedirles que los festejos los hagan adentro del club, y estos "deportistas" y algunos de sus familiares, nos han gritado que somos "malos vecinos", porque no apoyamos al club (¡¡¡!!!).
Es verdad, no nos gusta el rugby, no nos interesa si les va bien o mal. Sólo queremos que no nos invadan ni nos falten el respeto con su tendal de botellas de jugos o cerveza, y bocinazos interminables, cada vez que ganan la calle.
Le agradezco su atención al leer mi mensaje, el cual, tal vez se va un poco de la temática de su artículo de Clarín. Pero necesité contarle mi preocupación y manifestarle que coincido con su nota, totalmente.
Lo saludo muy cordialmente
Alicia P. Lucero"
Y el periodista me respondió de esta manera:
"Estimada Alicia:
Le agradezco su lectura y su jugoso, aunque padecido, comentario. Nada me sorprende de los autodenomidados "caballeros" y sus líneas no hacen más que reafirmármnelo.
Cordialmente
Moreno"
Es verdad, no nos gusta el rugby, no nos interesa si les va bien o mal. Sólo queremos que no nos invadan ni nos falten el respeto con su tendal de botellas de jugos o cerveza, y bocinazos interminables, cada vez que ganan la calle.
Le agradezco su atención al leer mi mensaje, el cual, tal vez se va un poco de la temática de su artículo de Clarín. Pero necesité contarle mi preocupación y manifestarle que coincido con su nota, totalmente.
Lo saludo muy cordialmente
Alicia P. Lucero"
Y el periodista me respondió de esta manera:
"Estimada Alicia:
Le agradezco su lectura y su jugoso, aunque padecido, comentario. Nada me sorprende de los autodenomidados "caballeros" y sus líneas no hacen más que reafirmármnelo.
Cordialmente
Moreno"
En fin, teniendo un portón simétricamente opuesto, del otro lado del club, podrían usarlo los directivos, socios y visitantes del club, estacionar sus costosos autos y camionetas, sin correr riesgos por el tránsito pesado de Pelliza, y de esta manera, los vecinos ESTARÍAMOS SUMAMENTE AGRADECIDOS. Porque, precisamente, del otro lado, no hay casas ni tránsito y el acceso a la Panamericana sería el mismo...
Hasta las próximas noticias...
APL©2007